EDUCACIÓN TRANSVERSAL PARA NIÑOS Y NIÑAS
tres historias
La profe Daira
“La profe Daira entró al magisterio en el 79, imagínese”, habla de ella en tercera persona, desprendiéndose de todo lo que le ha aportado a la niñez en Colombia durante sus cuarenta y dos año de profesora. En su primer nombramiento recuerda que al llegar tuvo que limpiar la escuela con la ayuda de la comunidad; toda la vereda quería tener su escuela, un lugar donde por fin pudieran estudiar, lugar donde reiteró su vocación. Actualmente es docente en la Institución Educativo Tumac en el barrio Ciudadela de Tumaco: “Veinte años lleva aquí la profe Daira”, señala.
Yoli, participante de la Aldea Tumac
Yoli recibía las guías en el Whatsapp de su mamá, pero tenía que compartir el teléfono con sus hermanos. A través de la pantalla de un celular, avanzaba Yoli por las temáticas de sexto grado. Su profesora buscó una solución dejando guías impresas en cajas de cartón en la entrada de la Institución Educativa Ciudadela Tumac. La portera conocía a los estudiantes y Yoli recogía la suya los lunes en la mañana, para luego trabajarla en la tarde o en la noche, siempre antes de cenar. Y al día siguiente devolvía la guía con los ejercicios completos o con dudas en aquellos que no había podido resolver.
Ángela
Ángela nació en Pasto, pero a las nueve años llegó a vivir a Tumaco; se siente afro así algunos tumaqueños no terminen de convencerse por el color de su piel. Ángela es docente orientadora escolar en la Institución Educativa Ciudadela Tumac y participó en la estrategia La Aldea de Unicef; fue ella quien la llevó al Tumac: “al principio los niños y las niñas estaban un poco nerviosos, luego se emocionaron, pintaron entusiasmados, escogieron sus animales, se aprendieron sus textos; y las profesoras, que pensaron que no nos iba a dar el tiempo, fueron las que se echaron todo el trabajo al hombro. Así somos las tumaqueñas, nos empoderamos y trabajamos sin cansancio”. El casco urbano de Tumaco, municipio del departamento de Nariño al suroccidente del país, no es suelo continental, sino un cúmulo de islas conectadas por dos puentes de cemento, el del Pindo y del Morro. Ahora, la isla central carga con la espesura del centro y de los barrios más viejos: y la del otro lado, algunos barrios más, lo que queda de la pobreza, la Institución Tumac y los niños y niñas que allí estudian.