Mientras escribo esto, pienso en cuando tenía 10 años y me faltaban las palabras para explicar lo que estaba descubriendo sobre mi identidad. Pienso en quien soy ahora y en quién era entonces en plural, porque mi sexualidad no era (ni es) un monolito; es una combinación de muchas identidades cambiantes que llevo dentro de mí y otras que se manifiestan a través de mi forma de interactuar con el mundo que me rodea.
Pero de esto me di cuenta demasiado tarde.
Ser una niña queer y gorda me hacía relacionarme con el mundo y conmigo misma de una forma compleja que me aislaba de los demás. No tenía los referentes que necesitaba para comprenderme mejor, y ninguna de las personas adultas que me rodeaban podía entender lo que estaba viviendo.
A medida que crecí, me di cuenta de que esta experiencia era común a otros cientos de niños y jóvenes. Casi cada persona LGBTQ+ que he conocido se ha enfrentado a la soledad, al estigma, el acoso y el hostigamiento, incluso en su propia familia. Nos han negado nuestra identidad y nos han obligado a conformarnos.
One Future Collective (Un futuro colectivo), la organización que fundé, trabaja con jóvenes LGBTQ+ con el fin de informarlos y ayudarlos a desarrollar aptitudes para realizar labores de promoción, así como proporcionarles espacios seguros y servicios de atención de la salud mental. Muchos de los jóvenes con los que trabajamos han sufrido fuertes traumas. Las experiencias que han vivido muchos niños y niñas LGBTQ+, incluso con su propia familia, les hacen creer que no son normales y que no merecen recibir amor ni atención.
Para muchos de nosotros, esta falta de aceptación suele manifestarse en forma de desatención, abuso, violencia, abandono, la ausencia obligada de un hogar y la pobreza. Reduce nuestro acceso a cualquier forma de atención y empeora aún más nuestra salud mental. Inicia una espiral opresiva y nos sume en la búsqueda eterna de una independencia que nos permita abandonar hogares abusivos.
Debido a la discriminación y la marginación que sufrimos en otras esferas, el apoyo de la familia y, especialmente, el de los progenitores pueden tener un papel decisivo y transformador en la vida de los niños y niñas LGBTQ+. A veces, este apoyo puede ser tan sencillo como reconocer su identidad y aceptarlos tal y como son.
Dar apoyo es un proceso evolutivo para los progenitores y para los niños. A menudo, debido a creencias culturales fuertemente arraigadas o normas sociales conflictivas, a algunos padres y madres puede resultarles difícil habituarse a la idea de que sus hijos tengan un estilo de vida diferente al que ellos se habían imaginado.
En este punto, es importante que los progenitores se pregunten si esa discordancia es fruto del amor y la preocupación que sienten por sus hijos o si se debe a la incomodidad que el asunto les genera. Denegar la identidad de los hijos por considerarla una fase pasajera o una enfermedad que hubiese que curar puede hacer que los niños se sientan rechazados y que su angustia se intensifique.
A todas las madres y los padres: han de saber que hay un sinfín de maneras de apoyar a sus hijos y crear un refugio seguro para ellos. Las siguientes son algunas de ellas:
1. Entender qué necesitan tus hijos creando un espacio en el que se sientan seguros y manteniendo un diálogo bidireccional con él o ella para comprender sus experiencias y preocupaciones.
2. Esforzarte por aprender más sobre las alegrías y los obstáculos a los que solo se enfrentan los niños y las niñas LGBTQ+.
3. Buscar el apoyo de personas que estén en la misma situación y contactar con comunidades de madres y padresD de niños y niñas LGBTQ+ con el fin de asimilar sus experiencias.
4. Defender las cuestiones que afectan al colectivo LGBTQ+ iniciando conversaciones difíciles con la familia y la comunidad.
5. Tomar partido por tus hijos, ya sea en la escuela, en la universidad, en el entorno familiar o incluso en un espacio público. Es importante que vean que no solo los aceptas en privado, sino también en público.
A los encargados de formular decisiones y políticas: ustedes también pueden contribuir a cambiar la vida de los niños y los jóvenes LGBTQ+. Por ejemplo, pueden dar prioridad a la seguridad y el bienestar mental de los niños y los jóvenes LGBTQ+; pueden promover el conocimiento sobre las identidades LGBTQ+ entre las familias y las comunidades y en los programas escolares; y pueden prohibir las terapias de conversión que niegan nuestras identidades.
Para proteger la salud mental y el bienestar de los niños, niñas y jóvenes LGBTQ+ es preciso cambiar las políticas y las infraestructuras, pero también es necesario que los progenitores y las familias nos entiendan, que los educadores nos acepten y que las personas de nuestra edad nos respeten.
Vandita Morarka es la fundadora y Directora Ejecutiva de One Future Collective, una organización feminista no gubernamental dedicada a la justicia social inclusiva y al liderazgo compasivo de los jóvenes. Vandita es abogada de derechos humanos, investigadora feminista y consultora de derechos, y su labor ha tenido repercusión en la vida de 2 millones de personas. Anvita Walia, activista, profesional de la salud mental, educadora en materia de justicia social y Responsable de Programas de One Future Collective ayudó con las tareas de investigación y edición.